REFLEXIÓN
El ritmo acelerado de la vida cada vez exige más de nosotros, en el trabajo, con nuestra familia, con la pareja y hasta con nosotros mismos. Todo eso nos lleva en algún momento, a situaciones de estrés, depresión, mal manejo de las emociones, agotamiento o hasta desequilibrio mental y problemas de salud física.
Buscar ayuda no es nada fácil, puede tomar años. Es un acto de valor debido al estigma social y a que es más sencillo ignorar los problemas, no hacer nada y quedarse estancado en una situación cotidiana que nos disgusta, a hacer cambios y tomar en ocasiones decisiones radicales que nos saquen de nuestra zona de confort.
Muchas veces hay que vencer miedo, vergüenza y un sinfín de situaciones adversas para decidirse, pero todos necesitamos un poco de ayuda de vez en cuando…