La capacidad que debe poseer una persona para adaptarse al entorno, manteniendo una autonomía emocional, es fundamental para lograr un pensamiento flexible y estable.
Aún más, esto es valioso por estar ante un medio tan demandante y exigente que vivimos en estos momentos y que desequilibra a cualquiera que no tenga bien definida una autorregulación emocional.
Debido a la baja confianza en nosotros mismos, es que desarrollamos relaciones interpersonales conflictivas, abonando por mucho a la fuerte crisis familiar y social que acontece en nuestros días.
Así que aferrarnos a un pensamiento rígido, pensando que solo nuestra percepción es la adecuada, no solo nos generará una constante sensación de frustración, también nos indicará un rasgo de des-adaptación y pérdida.
Beneficios de un pensamiento flexible

Por ello, detallaré los beneficios de actuar con más sabiduría y control emocional, rasgos propios de un pensamiento flexible:
- Establecer relaciones interpersonales constructivas.
- Sus decisiones son basadas en no afectar su integridad y estabilidad personal.
- Es capaz de poner límites a relaciones de abuso.
- Tiene un alto nivel de tolerancia al estrés.
- Enfrenta obstáculos con seguridad.
- Se provee de tiempos de descanso sin culpa y sin dejar de ser responsable por compromisos adquiridos.
- Se sienten satisfechas con sus logros.
- El reconocimiento personal inicia desde ellos mismos.
- Han adquirido un buen nivel de sabiduría, obtenida por la apreciación de las experiencias adquiridas.
- No padecen de enfermedades somáticas
- Sabe que el error los conduce a información, razón por la cual, no se lamentan por las pérdidas, sino que aprenden y reparan daños.
- Son más felices porque se aman y aman más.
Es definitivo, no esperemos más y empecemos el cambio hacia una mejora personal.